Ella pidió su última voluntad. La compañía de ambulancias Stichting Ambulance Wens, que se dedica a cumplir los últimos deseos de pacientes enfermos, la llevó hasta allí.
En una intimidad sobrecogedora, ni siquiera empañada por el azul médico estridente o el metal amarillo o los tubos, ella mira a Rembrandt. La imagen queda grabada como en un cuadro que otro artista podría pintar.
Intimista, cálido, callado, detenido.
Antes que ella, un hombre tocó un caballo, otro visitó el zoo y recibió el lametazo de una jirafa, una mujer pidió ver de nuevo la playa.
Como dijo el locutor de la noticia: “En sus últimas horas, la gente solo pide cosas normales”.
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Cosas normales
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