Quantcast
Viewing all articles
Browse latest Browse all 272

Wrong

Image may be NSFW.
Clik here to view.

Entre que he apretado tanto la boca durante años —lo llaman bruxismo— y que de nacimiento me chocaban los palatinos superiores e inferiores, al final me he quedado casi sin dientes a mis 46. He tenido que llevar los dichosos ‘brackets’ con sus llagas y suciedades durante dieciocho meses. Como un escolar. Hace unos días me limaron la dentadura. Y esta semana me han colocado finalmente unas estupendas fundas o coronas de porcelana. Todo bien hasta aquí.

Las fundas no han traído consigo una sonrisa profidén, sueño imposible, aunque sí una extraña sensación de inautenticidad. Hay algo dentro de mí que no es mío, que no es humano ni de verdad. Llevo ahora conmigo, incorporada, una sofisticada fontanería, algo que parece ser pero no es. Pura impostura. Y eso me preocupa porque encuentro en mí ciertos vestigios de robot, de replicante. Mis dientes no son más mis dientes sino sólo un trasunto, una ilusión de lo que fueron, de otro tiempo siempre pasado. Una gran mentira. Porcelana lustrosa y alineada, sí, pero no me siento cómodo.

La SND escandinava me ha invitado a cerrar su congreso de 2013 esta semana en Copenhague. La cita ha estado articulada en torno a un título muy provocador y sugerente: ‘Wrong’. Una llamada contra la impostura y lo políticamente correcto en periodismo que, a pesar de mis dientes, o por eso mismo, no podía ignorar. Incoherente que es uno. Así que, con el estómago, e incluso con los dientes, ahora sin apretar, en Copenhague expuse estas diez firmes convicciones:

1. Los diarios feos son siempre más excitantes que los elegantes. Prefiero la prensa paquistaní a The Guardian, y que me perdone Mark Porter (que, por cierto, estaba sentado escuchando en primera fila). Si tengo que elegir, me quedo con los diarios imperfectos.

2. Los premios de la SND no importan nada porque casi nunca se fijan en cosas verdaderamente importantes. Los jurados son previsibles, juegan conservador y premian una y otra vez al mismo tipo de diario elegantoso. Y además no suelen prestar atención a las coberturas informativas, que es lo único estimulante, lo único que vale la pena.

3. Cuando no sabes algo, lo mejor es decir “no sé”. Nosotros decimos “no sé” a nuestros clientes con muchísima frecuencia. Sin remilgos ni vergüenzas. Con total naturalidad. Nada hay peor que los consultores pedantes que simulan saberlo todo. Al final, su impostura siempre queda al descubierto.

4. No hay que perder mucho tiempo con los propietarios de los diarios. Los buenos proyectos, los que mejor resultan, los más auténticos… salen siempre de la redacción. Lo más importante de cualquier proyecto se mide en los amigos que genera. He de decir que somos muy afortunados.

5. El periodismo nada tiene que ver con la tecnología. Mal que les pese a muchos agoreros y tecnólogos de pacotilla, este viejo oficio nuestro sólo tiene que ver con la escucha: empatía. A mí la tecnología me importa un pimiento.

6. Las galácticas redacciones multimedia son el gran timo de nuestro tiempo. Los que aconsejan semejantes desembolsos no sólo son unos irresponsables sino que algún día tendrán que responder por ello. El buen periodismo no se alumbra en remedos de oficinas bancarias o discotecas rutilantes sino en espacios sudorosos y caóticos. Y, a poder ser, llenos de papel.

7. La integración es una mentira y además es imposible. La estrategia ‘freemium’ es irrealizable. Los equipos humanos dan de sí lo que dan; pretender que además den un valor añadido es tomarnos por tontos. ¡Hay que elegir! Eso sí, que quede clarito que el papel lo sostiene aún todo. No sé por qué estamos empeñados en matarlo (desde luego, algunos lo están consiguiendo). En fin, el asunto es pagar. Pagar por todo. Todito. No hay contenidos gratis y de pago. Sólo hay contenidos. Que cuestan un dineral siempre. Aquí está el error en el que seguimos incurriendo despavoridos de miedo, faltos de coraje. No conozco ninguna mercancía en el mercado que se me dé gratis. ¿Por qué la información sí?

8. Es imprescindible escribir textos más largos y sin tanto recuadro. Cuanto más largos, mejor.

9. Es igualmente imprescindible ignorar Twitter y Facebook. No valen para nada en el 99% de los casos. El único, el verdadero periodismo, el que perdurará toda la vida no es participativo sino unidireccional; no es segmentado ni a la carta sino intencionado y aglutinador. El periodismo conforma opinión pública responsable y es garantía de sociedades adultas. Lo demás es ruido.

10. Los monstruos son el conejo en la chistera del periodismo. La historias de perdedores. Las buenas historias de gente distinta. La propia mirada distinta. Hacer lo contrario de lo que se espera. Aunque ni siquiera ellos son ubicuos. Con o sin dentadura auténtica, lo importante es elegir el monstruo: el camino ‘equivocado’.

PD. En la imagen superior, los ‘equivocados’ voluntarios que decidieron sumarse a correr el viernes, a las 7 de la mañana, por entre los lagos de Copenhague.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 272