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Portadista

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Anuncian la llegada del nuevo diccionario de la Real Academia Española, el primero desde 2011 y el número 23 desde 1713, fecha en que fue creada la institución que da brillo al idioma. Este pedazo de tomo no será el último en papel, pero sí el último que se conciba primero para el soporte impreso. Contiene en 2.376 páginas 91.111 entradas, de las que 19.000 son americanismos, un récord.

Me encanta saber que el primer americanismo recogido por la primera compilación, la de Nebrija en el siglo XV, es canoa. Canoa es una palabra sonora, retardada y deslizante, preciosa. Con una canoa uno se adentra a lo más recóndito y descubre. Me acuerdo aquí de Marcelo Godoy: en Chile —y entre amigos— canoa significa otra cosa, innombrable, pero ésa es otra historia.

Historia y apasionante es la que cuenta Javier Rodríguez Marcos, en esta ocasión a propósito del diccionario. Historias. Nos revela, por ejemplo, que cultura es por mucho la palabra más buscada (51.085 búsquedas) desde 2012. En junio de este año la superaron efímeramente abdicar (en España) y puto (en México), ambas por razones coyunturales obvias. Pero después volvió al primer lugar. La segunda palabra más buscada del diccionario es bizarro (35.172 búsquedas) y la tercera procrastinar. ¿Por qué será? Enigmas de la lengua y de los hablantes.

Han entrado por fin tuitear, interactuar, spa, externalizar o multicultural; y tienen que esperar clicar, identitario, choni, pibón o táper. También, Facebook, que es la más buscada de las no aceptadas. Me pienso gastar los 99 euros que cuesta el diccionario porque es periodístico y genial.

Por aplicar términos del diccionario ya mencionados, José Juan Gámez es un periodista y diseñador andaluz multicultural y bizarro, que no quiere decir como se cree estrafalario (esto es por influencia del inglés) sino valiente, lúcido y generoso. Gámez es hijo predilecto de Luis Infante, uno de los diseñadores de prensa españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX, como bien se encarga de recordar Fermín Vílchez a cada rato y en su libro imprescindible: fue el inventor de Marca. Infante, a su vez, es discípulo de Cancela, otro de los grandes del diseño periodístico español… y tan desconocido. No me extraña que cultura sea la palabra más buscada del diccionario. Ni nosotros sabemos de dónde venimos.

Pues bien, José Juan Gámez capitaneó durante años la nave imbatible de Recoletos: una mezcla de gabinete de curiosidades y laboratorio de I+D. Allí podía encontrar uno a gente del calibre de Pablo Ramírez, Germán Pizarro, Manuel Romero o Antonio Martín. Vaya equipazo. Y, sobre todo, ¡cómo se lo pasaban! Ellos —es mi opinión— jugaban como niños grandes y por ahí pusieron patas arriba el diseño periodístico español a partir de la llegada de los Mac a las redacciones. Fueron los primeros, unos ‘frikies’, que no sé si es palabra aceptada por el diccionario aún, pero que lo será. En aquel garito, el comandante Gámez lo mismo estaba rediseñando Marca por enésima vez que pilotando su flamante simulador de vuelo, con el que viajaba en tiempo real a Nueva York y siempre se la pegaba al tratar de aterrizar en el JFK. Inolvidable.

Después de 25 años en el grupo, en 2013 José Juan Gámez dejó Marca, que ya era parte de Unidad Editorial. Era y no era lo mismo. Me cuenta Manolo Romero esta semana que no ha durado mucho su exilio puesto que este verano ha regresado a la prensa, que es su casa. Lo ha reclutado Abc como diseñador senior de portada. No lo sabía, pero sí que algo estaba pasando en ese diario. Bastaba con ver sus porradas en el quiosco. Lo sabía sin saberlo.

Me paro a pensar: creo que el fichaje de Gámez por Abc y su nuevo rol son una de las grandes y escasas novedades de la prensa española en los últimos años, del nivel de las columnas visuales de Jaime Serra en La Vanguardia. Por su coraje y trascendencia. José Juan ha empezado a hacer de las suyas. Está disfrutando como un enano, eso seguro. Y de paso, jugando jugando, ha puesto a la Academia en un brete. Ni clicar, ni choni, ni táper ni pibón: ya puede ir pensando en incluir en la próxima edición del diccionario el término portadista.


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