Uno-dos-tres-cuatro. Eran cuatro hermanos. Demasiado pronto, solo fueron tres.
“Eduardo Raúl Germano nace el 20 de febrero de 1958 en Villaguay (Entre Ríos). Es el mayor de cuatro hermanos. Con dieciséis años es elegido presidente del Centro de Estudiantes de La Salle y empieza a Militar en Montoneros. (…) En marzo de 2009, Eduardo continúa detenido- desaparecido”.
Gustavo Germano, fotógrafo argentino afincado en España, lo fue contando a lo largo de los años con un proyecto fotográfico en forma de trilogía: Ausencias (Argentina), Ausências (Brasil) y Distancias (España).
Ausencias, el primero de los trabajos, surgió con la idea de recordar y reivindicar la desaparición de 30.000 detenidos/desaparecidos en la dictadura militar argentina entre los años 1976 y 1983.
Germano compuso cada pieza del proyecto en forma de díptico: una foto del antes, otra, del después. La primera es siempre una instantánea tomada prestada de un álbum familiar, joven, fresca, espontánea y alegre. La segunda reconstruye exactamente la misma escena, en el mismo lugar, con aquellos que sobrevivieron, que dejan entre ellos el espacio reservado a los desaparecidos. Su gesto es serio, pausado, circunspecto, digno. Una escena incompleta en el mismo paisaje que habitaron, treinta años después.
Germano lo fue explicando en distintas entrevistas: “Los procesos de mantener la memoria fueron hechos a partir del momento mismo de la dictadura. Las madres, las familias… utilizamos las fotos de los desaparecidos en el mismo momento de la desaparición. El proyecto surgió de la necesidad de hablar de las presencias de las ausencias, que es un tema recurrente en los familiares de desaparecidos. Y quiere transmitir una cosa que a mí siempre me obsesionó, que es el no haber podido ver a mi hermano (Eduardo Raúl) envejecer. (…) Intenta generar empatía, no intenta explicar lo que pasó. Más bien que una persona lo entienda, se plantee la relación entre el tiempo y la imposibilidad de la continuidad de una vida. La imposibilidad de ver envejecer a alguien, que es lo que vemos permanentemente de nosotros mismos. (Está dirigido a) gente a quien le resulta difícil comprender la desaparición forzada por asesinato o víctima del terrorismo de estado.
Orlando René Méndez y Leticia Margarita Oliva cierran Ausencias Argentina. Una pareja joven con un bebé en brazos, en una habitación. Orlando fue secuestrado junto a su hija de 11 meses en 1976. Él fue asesinado y ella recogida. Su madre la recuperó. Cuando el bebé tenía tres años un comando se llevó a su madre. La foto de la derecha, en la misma habitación, es la de Laura con 32 años, sin sus padres.
Cada díptico es un mundo en sí mismo, una historia completa, en la que el que mira va descubriendo quiénes están y quiénes dejaron el hueco. Historias a las que nos asomamos de puntillas y cuya gravedad no conseguimos aprehender en profundidad.
Como citó Germano en una entrevista a El País, nada más presentarse el primer libro: “Decía Ernesto Sábato, los muertos mueren una vez, y los desaparecidos, todos los días”.