Después de meses clamando que no hacía falta papel, prometiendo regenerar el oficio y hasta el país, levantando una polvareda densísima, menospreciando indirectamente a los demás, yo me pregunto: ¿de verdad no hace falta?
Bien lo dijo Agus Morales, director del proyecto 5W / Crónicas de larga distancia, el sábado pasado durante la presentación en Madrid del primer número impreso de su revista, que se titula ‘Después de la guerra’: “Ahora que la vemos impresa, nos lo creemos de verdad”. Estaban para confirmarlo Martín Caparros, Carlos Alsina, buena parte del equipo, algunos mecenas, simpatizantes, partidarios.
Lo mismo sentí yo en diciembre, cuando la presentación del libro ‘El diario o la vida. Una defensa a tiros de los periódicos y del periodismo’. Sentí entonces todo el peso del papel, que no tiene un blog ni nada de lo digital. Los demás, presentes y ausentes, también lo sintieron conmigo.
Yo creo que sí, que todavía hace mucha falta. A la vista están los datos, la doliente invisibilidad, esa terrible sensación de que nada te estás perdiendo: la irrelevancia. Pero aún hace más falta humildad en este machacado periodismo nuestro.