Hoy hemos tenido en el estudio la visita del tipógrafo Andreu Balius, que venía a dar una clase en la Universidad. “Balius, Balius…” pensaba ayer cuando nos contó Javier que venía. Pero mi sherlock no encontraba el término. Así que miré en google y reconocí en seguida fuentes tipográficas como Pradell, Victoria’s Secret, Dsignes o Universitas… No asociaba a todas ellas con la misma persona.
No es fácil identificar las fuentes de Andreu si no has tenido la suerte de conocerle. Para mí es un valiente. Se atreve con tipografías tan dispares. Supongo que si estuviese preocupadísimo por vender su propio ‘estilo Balius’ seguramente sherlock no habría tenido que ir a google.
Lo importante, que ha venido y nos ha mostrado una manera personal de hacer las cosas. Desde su lugar y método de trabajo, hasta esa manera de dejar la puerta abierta al cambio y a la evolución de cada una de sus tipografías. El ejemplo más visible de esto puede ser el de la versión Fiesta de su fantástica Carmen. Carmen es un tesoro, tanto por su origen (inspirada, según nos contaba Andreu, en tipos Españoles impresos en pleno romanticismo e inspirados en las Didone francesas) como por sus remates y requiebros únicos. Una preciosidad. Y Carmen Fiesta es Carmen vestida de Drag queen. Además, he descubierto la evolución de Dsignes (Barna) y Barcelonés, pariente bien provista de Bifur de Cassandre, que era una letra que me gustaba mucho.
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Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido la Erre de Lladró. A Ballius le encargaron que realizara una tipografía que acompañara en armonía a este logotipo, y él construyó esta flamante letra de palo seco. De elegancia fría, complementaria. Una letra ‘en su sitio’ con una particularidad. Que su letra ‘R’ mayúscula brilla sutilmente. Mi mente ya se ha encargado del resto. De repente ha saltado a mis ojos como una ‘R’ descarada y bailonga. Se sostenía, rechoncha, sobre dos finas patas. Como tacones de aguja dentro de ese sobrio abecedario.
Cuando veo a esa ‘R’ mayúscula pienso en todas las personas o buenas ideas, ¡hasta letras! que brillan por sí solas gracias quizá al esfuerzo bien aprovechado y a la casualidad. Pienso en que por un momento se aleje toda esa espesa y gris neblina que lo tapa y lo anula todo, y que nos permita detenernos y mirar la Erre de Lladró para que nos demos cuenta de lo bonita que es.
Para mí, fijarme bien en ella ha sido la mejor noticia del día.