Me dice alguien que sabe que me enciendo fácil que el profesor Andreu Casero-Ripollés, de la Universitat Jaume I de Castellón, acaba de presentar su informe ‘La pérdida de valor de la información periodística: causas y consecuencias’: el crudo informe que explica por qué el periodismo ya no interesa a nadie, según titula El Confidencial. El autor recoge una serie de afirmaciones de perogrullo (“las noticias son una mercancía por la que los consumidores están cada vez menos dispuestos a pagar, especialmente en el entorno digital”, por ejemplo) y propone tres dizque claves para encontrar soluciones (“o ahora o será mucho más difícil, cambia de mentalidad, elige el lugar en el que quieres estar”). En fin, para este viaje sobran alforjas.
Esa misma persona me copia unas declaraciones de Joaquín Muller, director general de Fundación del Español Urgente (Fundéu, del BBVA), que se ha atrevido a pronosticar el fin del periodismo —más o menos— en el reciente VI Congreso de la Lengua Española que se ha celebrado en Panamá. A su juicio, “la revolución digital y el descrédito que entre los futuros consumidores tiene el periodismo que hacen los grandes grupos de comunicación son las principales causas del fin de la prensa, a la que solo queda poner la fecha de su desaparición”. “Los recursos digitales terminarán acabando con el periodismo conocido, con las actuales escuelas de periodismo, con la forma que tenemos de leer y, por lo tanto, con la de escribir, con los medios de comunicación tal y como están estructurados hoy en día. Los jóvenes buscan la información que les interesa de otra manera, valiéndose de la tecnología», asegura Muller. ¡Toma ya!
Javier Lascurain, su subdirector, no le va a la zaga. El tío acaba de soltar en Málaga que las redes sociales y el entorno digital “no son una amenaza para el idioma” y que nunca como ahora a la gente le ha interesado más la corrección escrita. “La corrección está de moda”, insiste Lascurain, cuya Fundéu dice velar por el buen uso del idioma en los medios.
Como mi abuela, yo me cabreo por cosas. Apocalípticas, machaconas, previsibles, aburridas cosas. Sobre el dichoso futuro del periodismo o, mejor, sobre el futuro de los periódicos: ¡se dicen tantas majaderías, tantísimas obviedades! Lo peor es que a estos gurús de pacotilla les damos bola. Ando buscando diez razones para creer hoy en un diario y así, quizá, conseguir un rediseño. Si conseguimos convencer a un consejo de administración. Reconozco que, obviedades aparte, la cosa —cosas, cosas, cosas— no está fácil. Entre tanto y esa búsqueda, me he dado de bruces con una entrevista imprescindible: la que Jesús Rubio hace en Diario de Navarra a César Rendueles, el escritor y filósofo de 38 años que ha escrito ‘Sociofobia’, imprescindible también.
“Internet hace que nos importen menos nuestras vidas dañadas”, estalla Rendueles. Me interesa, me interesa de inmediato. Capaz de decir que los electrodomésticos y las alcantarillas han tenido mucha mayor repercusión social que internet… ¿cómo no me va a interesar? Todo esto le dice Rendueles al periodista navarro: “Internet nos fascina porque está envuelto en una ideología sobre la que existe el único consenso político… La tecnología nunca es un motor de cambio, es al revés… Necesitamos tomar decisiones para que la tecnología sea fuente de soluciones y no de problemas como hasta ahora… Nos fijamos en las posibilidades de la tecnología, pero no en sus limitaciones cognitivas y psicológicas. No se lee igual… Internet rebaja nuestras posibilidades… La red se desmorona en cuanto tienes un hijo que te deja sin dormir, un padre al que cuidar o te quedas sin trabajo”.
César Rendueles y ‘Sociofobia’ alumbran el camino al periodismo y a los periódicos frente a tantos papanatas.