Después de una primera quincena de julio pasada por agua, sin quitarnos la chaqueta de Pamplona ni por supuesto esa cara de acelga tan característica, con la que somos y vivimos, viajamos al sur como alma que lleva el diablo. Viajar al sur es siempre calmante y vitaminante. Esta vez paramos en Plasencia, de atardecida y a 39 grados. No parecía una buena idea…
Y, de repente, en la rúa Zapatería 22, como por ensalmo, apareció ‘La puerta de Tannhäuser’, que no sólo es donde brillan rayos C en la oscuridad sino también un oasis extremeño. Sudaba a mares, entré. Fui mal periodista y no hice las preguntas que hubiera hecho Ángela ni las que le digo a mi hija que haga antes de zambullirse en un reportaje. Sólo sé que allí dos hermanos llevan construyendo desde 2011 un proyecto “con el fin de acercar el mundo de la literatura, la música, el cine y la educación a todas aquellas personas que buscan un espacio cultural y de ocio diferente”.
Gracias a la cuenta de mi hijo pequeño, entro en su facebook y en su twitter, leo también su blog. En ‘La puerta de Tannhäuser’ tienen lugar presentaciones de libros, hay citas nocturnas y cinematográficas, se celebran cursos de música o escritura, escancian vinos con maridajes imposibles, uno se da de bruces con libros extraños. Yo me compré dos. Y descubrí —y me llevé— el ‘Cuaderno de Vacaciones para Adultos’, que edita Blackie Books y firman Daniel López Valle y Cristóbal Fortúnez: en su tercera edición, 96 páginas y 150 “ejercicios, pasatiempos, y otros quehaceres más o menos eruditos para la reforestación cultural y la desoxidación mental de nuestro país”.
Rayos C en la oscuridad… Elogié el café-librería a la hermana, di las gracias y proseguí rumbo al sur.