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Ondas gravitacionales

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Dice Francisco Umbral en ‘Mortal y rosa’: “Estoy escuchando crecer a mi hijo”. Creo que lo dice así. No dice “estoy viendo crecer a mi hijo”, que sería lo natural, lo esperable. No, Umbral no lo ve crecer sino que lo escucha crecer. A ese hijo amado de 5 años cuyo destino es fatídico. Y, en su escucha, la realidad se disloca: el tiempo se ve, el espacio se escucha. Silencio.

El escritor da con la palabra exacta. Escuchando, el lector es testigo en primera línea de cómo se mueven las entrañas de la vida. Así se envejece: celular, infinitesimal, no por ello menos vertiginosamente.

Hace más de mil millones de años dos agujeros negros que giraban a gran velocidad uno en torno al otro se fusionaron. Sus masas eran 36 y 29 veces mayores que las del Sol. La catástrofe liberó tanta energía como la que podría liberar ese Sol —el nuestro— en 15 billones de años, es decir, cien veces la edad del universo. Ni todas las estrellas del universo visible juntas son capaces de generar tanta energía. Esos agujeros negros eran invisibles hasta hoy. Y nos eran invisibles porque la mayoría de los científicos se empeñaba en ver en lugar de escuchar. Hace 45 años, más o menos cuando Umbral escribía ‘Mortal y rosa’, el físico Kip Thorne decidió llevar la contraria a sus colegas. Propuso una nueva manera de observar el universo: escucharlo. Frente a los telescopios ópticos, impulsó el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales, el ya famoso LIGO. Atentos al sonido del cosmos, Thorne y su equipo acaban de detectar las ondas gravitacionales de aquella catástrofe inimaginable.

En 1986 nacía The Independent, el más joven e irreverente de los diarios británicos de calidad. Y el primero que abrazó el formato tabloide. No por gusto ni convencido de las bondades de ese formato, todo hay que decirlo, sino amenazado por el músculo financiero de Murdoch y obligado por las circunstancias. En marzo próximo, a punto de cumplir 30 años, The Independent abandonará el universo impreso y será sólo diluido y digital. (Lo están promocionando como otra innovación en su trayectoria, pero las cosas son mucho más tristes y la realidad apabullante). Crece el agujero negro, se mueve cada vez a mayor velocidad, sigue succionándolo todo. Llegará un día, tal vez muy pronto, en que no haya más periódicos impresos y sí únicamente medios digitales. Serán apenas ondas gravitacionales de un espacio-tiempo anterior, los ecos de la edad de oro del periodismo y su colapso. Al menos, que se escuchen.

Espacio y tiempo elásticos: la demasiada densidad. Dicen que se abre una nueva era en la comprensión de este viaje alucinado que es la vida. Yo tengo que creérmelo, aunque no entiendo casi nada de lo que leo estos días. Ni siquiera sabía que Kip Thorne fue asesor científico de la película ‘Interstellar’, cuyo silencio es insoportable y me dejó temblando. Escucho cómo van muriendo los diarios. Y siento que no he sabido escuchar cómo crecían mis hijos.


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