“Hemos intentado todos estos años ofrecer a nuestros clientes una buena ventaja competitiva y ayudarles a estar informados en los negocios con información contrastada y veraz”, explica Richard Meade.
Esta frase suena a pasado reciente y a cierre. Lo segundo es cierto, y lo primero, según se mire. Si se escucha como una frase prefabricada, puede que sí. Pero se supone que la frase del editor de la versión en papel del Lloyd’s List viene de allá por 1734, año en que se fundó el periódico más antiguo del mundo.
Desde entonces han pasado 279 años. No voy a desmembrarlos en días, número de páginas y caracteres por página. Pero ahora que este periódico deja de publicarse en papel, me pregunto dónde leerán los marineros las noticias sobre el transporte marítimo ahora cuando estén en alta mar. Me quiero imaginar a un pescador inglés con barba blanca y sin bigote, sombrero de lana bola de pelo, pantalón de pana calceta de lana y zapatos, fumando en pipa, leyendo el Lloyd’s List. Se acaba la temporada del bonito, Jeff.
Me pregunto si esta visión idealizada, en plan tintín, llevada ahora a la prensa, la tendremos cuando los ordenadores —como los conocemos ahora— desaparezcan. Veo las noticias como almas intrusas dentro de los ordenadores. Me pasa lo mismo que con spotify, aplicación de música de la que hoy a las 00,00 estoy dado de baja porque es como una radio sin presentador, o una radio donde los presentadores son tus conocidos. No tiene quien te organice, quién sugiera, quien te lleve un rato de la mano. Spotify como los periódicos han dejado la intimidad a un lado. Y eso me parece una pena. Lo digo como lo siento. La mayoría de lo que leemos al cabo del día es spam por lo de no deseado o por lo de intruso. Quizá las pantallas flexibles que está empezando a vender Samsung en Corea del Sur nos lleven (idealísticamente) a una involución extraña al mismo soporte que vio nacer hace un porrón de años a Lloyd’s List. Será quizá papel, pero papel mojado porque leer ya no volverá a tener ese punto de intimidad con uno mismo y con la noticia o con quien la escribe.
La nota que leo en el mundo no da demasiados detalles. Sólo presenta una página del periódico (sin pie, así que no la voy a poner) y sólo dice cosas que hoy me suenan raro, como que “solamente un 2% de sus lectores utilizan la versión impresa para acceder a sus contenidos”.
Última reflexión: “acceder a sus contenidos” ya en sí suena a expresión de la era digital. aunque la noticia se refiera a la edición de papel. Estaba cantado.