Sergio Busquets a Luis Martín, hoy en El País: “A veces pienso: “Ojalá fuera invisible”. Pero no se puede y asumo lo que toca, aunque me gusta poco. Por eso, no tengo Twitter ni Facebook ni nada de eso. Y creo que no lo voy tener”.
Hijo del mejor ¿portero? con pantalones largos que he visto en mi vida, Busquets tiene sólo 25 años y parece que lleva un siglo jugando. Es invisible, aunque imprescindible. Como las cosas auténticas, las que valen la pena: siempre fuera de los focos, sin aspavientos. Como el mejor amor. Como el mejor diseño periodístico. Como el mejor diario. Como la vida.